los tres barcos

los tres barcos
la niña la santa maria y la pinta

el barco de la santa maria

La Santa María fue la única nao y la más grande de las tres embarcaciones empleadas por Cristóbal Colón en su primer viaje al Nuevo Mundo en 1492.La Santa María era una "nao", usada como "nao capitana" durante la expedición. Su propietario era Juan de la Cosa. El 25 de diciembre de 1492, la nave encalló en la costa noroeste de la actual República Dominicana, quedando inservible y sus maderas se usaron para construir un fortín con empalizada que fue llamado "Fuerte Navidad".

Réplica de la Santa María enviada a la exposición universal de Chicago de 1893.

Los otros barcos de la expedición eran dos carabelas: La Niña y La Pinta (la diferencia entre carabela y nao reside en la eslora, que es mayor en la nao, lo que le da mayor capacidad de carga. Además de otras diferencias relativas a las proporciones generales, la Nao porta aparejo redondo, mientras las carabelas, lo hacen de Latina ).

Todos los barcos eran de segunda o tercera mano, al menos, cuando se emplearon en la expedición de Colón.

La Santa María fue llamada originalmente La Gallega, probablemente porque se construyó en Galicia. Parece que los marineros la llamaban Marigalante. Bartolomé de Las Casas nunca usó los nombres ni de La Gallega, ni de Marigalante o Santa María, sino que la llamaba la Capitana o La Nao. Existe otra teoría que dice que fue construida en los Astilleros Reales de Falgote, en la localidad de Colindres, en Cantabria, mientras que otras voces afirman que fue construida por los carpinteros de ribera de El Puerto de Santa María.

La Santa María tenía 36 metros de eslora y tres mástiles. Era el barco más lento de los tres de la expedición.

el barco pinta

La Pinta había sido construida en los astilleros de Palos pocos años antes del primer viaje. Fue elegida por Martín Alonso Pinzón por sus cualidades náuticas, ya que él mismo la había alquilado anteriormente; la costeó el concejo de Palos.

Su nombre hizo pensar a algunos historiadores que pertenecía a la familia Pinto, pero en realidad fue alquilada a los armadores Gómez Rascón y Cristóbal Quintero, que fueron en ella a América como marinos, por lo que probablemente su verdadero nombre fuera "La Pintá". Era una carabela nórdica de velas cuadradas con un velamen muy sencillo. Los palos de trinquete y mayor iban aparejados con una vela cuadrada de grandes dimensiones, en tanto que el palo de popa, llamado mesana, portaba una vela latina.

Réplicas de las carabelas enviadas a la exposición de Chicago de 1893.

La Pinta era la más velera de las tres naves colombinas (La Pinta, La Niña y la Santa María) y con frecuencia tenía que esperar a las otras dos durante el histórico viaje, debido también a las dotes del capitán Martín Alonso Pinzón. El 8 de octubre, en lucha por llegar los primeros a descubrir las nuevas tierras, alcanzó una velocidad de 15 millas. por hora (una milla de la época equivale a 0,8 millas náuticas actuales, por lo que su velocidad sería de unas 12 millas por hora), superior a la que puede alcanzar hoy un mercante de vapor medio.

Con motivo del quinto centenario del descubrimiento de América se construyó en Isla Cristina una réplica que repetiría, junto con las réplicas de la Niña y la Santa María, el itinerario del viaje original, fue botada el 8 de agosto de 1989 en el puerto de Isla Cristina en un acto presidido por la infanta Cristina

el barco de la niña

Construida en los antiguos astilleros del puerto de la Ribera de Moguer entre 1487 y 1490, en su botadura sobre el río Tinto, la nave recibió el nombre de "Santa Clara" (en honor al Monasterio de Santa Clara de dicha localidad), aunque pasaría a la posteridad con el nombre de sus propietarios, los hermanos Niño. Fabricada con maderas de pino y chaparro, su primitivo velamen latino fue transformado a velas cuadradas en la escala que la flotilla descubridora realizó en las Canarias, y ya en la isla de La Española se le instaló, junto a sus palos de trinquete, mayor y contramesana, un nuevo palo de mesana. Las velas de La Niña carecían de rizos, por lo que no tenían un sistema de cabos que permitiera reducir la superficie en caso de fuerte viento. Las jarcias que sostenían los palos estaban enganchadas en los costados del buque. La carabela carecía de castillo de proa, mientras que el alcázar era bastante pequeño.

Cristóbal Colón, en presencia del escribano Alonso Pardo ejecutó en Moguer una real provisión que, en nombre de los Reyes Católicos, le daba poderes1 para requisar tres carabelas en:

"... las cibdades e villas e logares de la costa de la mar de Andalucía como de todos los nros. reynos e Señorios ...".
Archivo General de Indias. Signatura: PATRONATO, 295, N.4.

Confiscó dos naves que después fueron desechadas. Finalmente los Pinzón eligieron a La Niña junto con La Pinta por ser muy maniobrable. La costeó el concejo de Palos como le fue ordenado en la real provisión enviada por los monarcas a esta localidad.

La Niña atravesó el Atlántico en el viaje descubridor capitaneada por Vicente Yáñez Pinzón, con Juan Niño como maestre y pilotada por Sancho Ruiz de Gama. Tras el hundimiento de la carabela Santa María, se convirtió en la nave capitana de la expedición. Al mando de la carabela La Niña iba Cristóbal Colón, y de la carabela La Pinta Martín Alonso Pinzón.

El día 14 de febrero de 1493 a la altura de las Islas Azores se cruzaron con una fuerte tempestad que estuvo a punto de hacer naufragar las embarcaciones. Con el pasar de las horas la violencia de la tempestad provocó la pérdida de contacto entre las carabelas y la tripulación de La Niña empiezan a temerse lo peor. En ese momento Cristóbal Colón, decidió echar en suerte el peregrinar en romería al Convento de Santa Clara como acción de gracias para superar tan difícil situación (Voto colombino).

Tras arribar de nuevo al puerto de Palos el 15 de marzo de 1493, se encaminó hacia Moguer, con Cristóbal Colón, los Niño y el resto de la marinería moguereña, algunos indios y papagayos. La gente, alegre, los vio llegar al Convento de Santa Clara donde cumplieron el voto realizado. Encendieron un cirio y estuvieron aquella noche en vigilia.

Testigo del momento fue Juan Rodríguez Cabezudo, amigo del almirante y cuidador de su hijo Diego. Este confiesa en las probanzas del Almirante de 1515 lo siguiente:

" ... entraron dentro de la carabela donde el dicho almirante venía e les motró el dicho almirante carátulas de oro que traía de las dichas Yndias e seys o siete yndios que traía de allá e con un cuchillo quitó el dicho almirante un poco de oro a vn indio e se lo dio ... "
Archivo General de Indias, Signatura: PATRONATO,12,N.2,R.3 (fls. 33v-34r.)
Astilleros de La Niña en el puerto de la Ribera.

El 25 de septiembre del mismo año formó parte de la flotilla del segundo viaje de Colón. Ya en las nuevas tierras, partió como capitana de un viaje de exploración en el que se descubrieron Jamaica y la costa sur de Cuba.

Nuevas noticias de La Niña, ya por entonces propiedad de la Corona, nos llegan desde el puerto de Haití, donde un ciclón hunde en el verano de 1495 a todos los barcos amarrados a puerto, excepto a esta carabela, que aunque sufrió algunos daños, fue el único navío que no naufragó.

Esta capacidad de mantenerse a flote fue quizás determinante para que La Niña sirviese de modelo al primer barco construido en América, la carabela Santa Cruz, conocida como La India. Regresa a España con la segunda expedición colombina el 11 de junio de 1496.

En los años posteriores, la Corona encomienda el gobierno de La Niña a Alonso Medel, quien realiza con la carabela varios viajes comerciales. En el transcurso de una de estas expediciones es capturada por barcos corsarios franceses, algunos de cuyos tripulantes, naturales de El Puerto de Santa María, son sobornados con 30 ducados por Medel, y ayudan al español a escapar de los corsarios.

El último viaje de La Niña del que tenemos noticia fue una expedición a Haití, después de que el navío fuese reparado y calafateado en Palos, con un coste de 35.000 maravedíes.

Apenas 35 días después de su partida, La Niña arriba a Haití en uno de los más rápidos viajes trasatlánticos de la historia.

A partir de ese momento no tenemos noticias fiables de la suerte de La Niña, aunque una mención a una carabela Santa Clara, gobernada por Alonso Prieto en 1508, nos lleva a pensar que la carabela moguereña, una de las naves más famosas de la historia, navegaría todavía unos años más entre el viejo y el nuevo continente que ella ayudó a descubrir.

replica exacta de la niña